Están equivocados. Y los yerros de uno y otro lado involucran a sectores y personas absolutamente ajenas a una pelea que se parece más a la de barrabravas de dos equipos de fútbol que a la de sectores institucionales pugnando por sus diferencias políticas y gremiales.
Que cinco jóvenes de La Bancaria fueran brutalmente agredidos, frente a la Casa de Gobierno, por hombres que salieron de sus alrededores y bajaron de autos sin patente en el principal paseo público de la provincia es inaceptable. Nada justifica esa violenta acción: ni que los muchachos hayan estado distribuyendo panfletos con epítetos contra Cortalezzi y contra LA GACETA, ni que la pelea entre el gremio y el Gobierno sea políticamente feroz. El Ministerio de Seguridad ya debería tener identificados a los agresores y no debería importarle al Poder Ejecutivo de todos los tucumanos si los comprovincianos agredidos simpatizan o no con el gobierno de turno. Esa patoteada es injustificada política e institucionalmente.
También están equivocados los dirigentes de La Bancaria que agreden verbalmente a cualquiera que no simpatice con su causa o que ellos crean contrarios a su razón. Porque los periodistas, por ejemplo, poco tenemos que ver con una pelea sucia, injuriosa y violenta entre los actores principales de la Caja Popular de Ahorros y de la Asociación Bancaria. La batalla entre ambos sectores está fuera de cualquier canal institucional: la panfleteada y la agresión mutua amenaza con dejar heridos propios y ajenos. Los atropellos -provenientes de cualquier sector- son inaceptables y quitan legitimidad a cualquier reclamo.